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Persp3ctivas

Derecho a vivir y... ¿a morir?

Estoy realmente preocupada. M. llamó el otro día a P. y le contó que su marido la había insultado. Como se ponga fea la cosa voy a tener que ir a decirle cuatro cosas a ese macho ibérico. Lo único que me importa es que M. esté bien... la verdad es que la echo de menos, a pesar de que no coincidamos en casi nada. Es curioso como a veces eso es lo menos importante. Hay personas que por mucho que te saquen de quicio consiguen que les tengas aprecio, creo que esa es la verdadera amistad, esa que deja a un lado las diferencias, o más que dejarlas a un lado las acepta y las respeta. Espero de verdad que P., M. y yo podamos volver a quedar para tomar algo y discutir toooda la tarde sobre cualquier tontería... o cualquier tema serio, porque un día de estos nos contratan para hacer una tertulia en la televisión.

Hablando de otra cosa, en el trabajo hoy ha venido un caso muy difícil. Se trata de una mujer que quedó paralítica en un accidente de coche. Únicamente puede mover el lado izquierdo de la cara, y el cuerpo lo tiene absolutamente inmóvil. Es un caso muy difícil y no pinta nada bien la verdad. La pobre mujer no tiene a nadie que la cuide, ya que quedó viuda hace ya 4 años... y nos ha pedido que la ayudemos a morir. El tema de la eutanasia es muy delicado, en mi humilde opinión cualquiera debería tener derecho sobre su vida, para quitársela si así lo desea. Otra cosa es que tenga que intervenir una segunda persona para llevar eso a cabo... Recuerdo la película de Mar Adentro, de Alejandro Amenábar, en la que se relataba la historia de Ramón Sampedro. Era una caso parecido a éste... Leí una crítica de la película bastante buena, creo que la escribieron unas estudiantes de periodismo... a ver si la encuentro.

Mar adentro, mar adentro,
y en la ingravidez del fondo
donde se cumplen los sueños,
se juntan dos voluntades
para cumplir un deseo.

Un beso enciende la vida
con un relámpago y un trueno,
y en una metamorfosis
mi cuerpo no es ya mi cuerpo;
es como penetrar al centro del universo:

El abrazo más pueril,
y el más puro de los besos,
hasta vernos reducidos
en un único deseo:

Tu mirada y mi mirada
como un eco repitiendo, sin palabras:
más adentro, más adentro,
hasta el más allá del todo
por la sangre y por los huesos.

Pero me despierto siempre
y siempre quiero estar muerto
para seguir con mi boca
enredada en tus cabellos.

 

Este es el poema con el que empieza la película de Alejandro Amenábar Mar Adentro, lo escribió Ramón Sampedro, el protagonista de este drama, y es el poema que da nombre a la película. En este film Amenábar hace un análisis de la vida del gallego, un hombre cuya vida sufrió un vuelco importante al quedarse paralítico. Aunque su vida no era tan difícil como la de otras personas que han tenido accidentes similares, Sampedro quería morir, necesitaba morir.

El tema es tratado con mucha sensibilidad, implicando al espectador en la historia. Además la interpretación magistral de los actores, especialmente de Javier Bardem pero también de Belén Rueda o Lola Dueñas, consigue que la historia sea lo más real posible. El espectador no ha podido conocer a Sampedro, pero a través de la interpretación de Bardem se puede hacer una idea muy real de su agonía y sus ganas de terminar con ella.

Sampedro aparece en la película como un hombre carismático y con buen sentido del humor, tiene mucha iniciativa, la cual lo lleva a escribir un libro. Después de treinta años en esa cama, con la única referencia al exterior de algún paseo esporádico y las vistas de su ventana al mar que le quitó la juventud, Sampedro planea su propia muerte. Adquieren especial importancia en este punto los personajes femeninos. Las dos mujeres enamoradas de Sampedro son tentadas a ayudar al enfermo, a ser sus cómplices hasta la muerte. Sin desvelar el final, sorprendente sin duda, hay que reconocer que en esta historia se ve un claro ejemplo de la clase de locuras que pueden hacerse por amor... ¿o quizá no son locuras?

En cualquier caso, Amenábar nos lleva de forma magistral a conocer la historia de este gallego, que retando a las leyes se hizo dueño de su propia vida. Aparte queda la polémica de si está bien hecho o no. La película fue muy criticada porque se pensó que podía animar a los enfermos en la misma o peor situación a querer quitarse la vida, pero hay que confiar más en el criterio de la gente, si uno de verdad quiere quitarse la vida, es que está realmente fastidiado.

Ramón, descanse, por fin, en paz.

 

La verdad es que es una película que cala hondo. Te hace pensar sobre la vida y la muerte... realmente Sampedro no estaba tan mal como mi paciente, pero por otra parte sí que pienso que cada uno debe ser dueño de su vida, si no tenemos eso ya no nos queda nada.

Voy a dormir un poco, que hoy me toca turno de noche.

Fdo. V

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